viernes, 27 de abril de 2012

Los Juegos del Hambre 

Hoy se cumple una semana exacta desde el esperado estreno de "Los Juegos del Hambre", cinta basada en los aclamados libros de la escritora estadounidense, Suzanne Collins. 
Como gran seguidor de la historia, repartida en tres volúmenes, no dudé en acudir al estreno y ver la manera en que se había llevado todo a la gran pantalla. 
Para aquellos que no hayan oído hablar de ella, la trama gira entorno a veinticuatro jóvenes que, con la finalidad de entretener a un público cruel, son entrenados y encerrados en un campo de batalla para luchar a muerte. Sólo puede sobrevivir uno de ellos. A esto se llama "Juegos del Hambre". 
Un grupo de tributos.
Mi opinión sobre el film, francamente pudo haber estado bastante mejor, cosa que no quita que estemos ante una gran película. 
Hay ciertos aspectos de los que  es comprensible su eliminación, tales como  la ausencia de sangre o brutalidad, que sí están implícitos en todo el primer libro. Hay que recordar que estamos ante una película apta para todos los públicos. 
Otros, sin embargo, pudieron haberse tratado mejor. No me gustó el desorden continuado que presentaba la historia y hubo muchas partes importantes que se daban por entendidas pero que, lamentablemente, podían dar lugar a la distracción de aquel público que no se hubiera leído los libros. 
La banda sonora es otra de las cosas que no terminaron de gustarme. Hubo momentos en que sobraba la música, en otros, como eran los momentos de lucha, se echaba en falta. Para colmo, y después de una preparación para los Juegos que se me antojó bastante larga, el momento más violento de todo el film se presenta en un absoluto silencio. 
Por último, tampoco me terminó de convencer el que se suprimieran ciertas partes relevantes o que se inventaran otras fácilmente prescindibles. No obstante, estamos hablando de una adaptación de un libro de trescientas páginas, en tan sólo dos horas y media de duración, es normal que ciertas cosas quedaran fuera de la película. 
La protagonista, Katniss Everdeen, antes de los Juegos.

En cuanto a los aspectos positivos, que fueron muchos más que los negativos, me llamó la atención la emotividad con que se trataron ciertas partes, que evito comentar para no chafar la película a quienes no la hayan visto aún. Me llamó mucho la atención la forma en que se empatiza con los personajes, la manera en que se siente el peligro inminente que conllevan los Juegos y cómo nos emocionamos cada vez que uno de los participantes es asesinado. Cada uno de ellos se convierte en un arma letal y peligrosa una vez se ha iniciado la lucha. 
Sin lugar a dudas, estamos ante una gran película que, lejos de sagas anteriores como "Crepúsculo" o "El señor de los anillos", contiene una gran carga política y en general, una fuerte crítica hacia esa sociedad que vive de excesos mientras que el resto de la población se mata por un pedazo de pan.  
Uno de los protagonistas, durante los Juegos.
La mayoría de los fans que acudan a verla, saldrán con un sabor de boca algo agridulce, pero no se sentirán defraudados. 
La segunda parte de la saga "Los Juegos del Hambre", titulada "En llamas", comenzará a rodarse en agosto y contará con posibles directores como David Cronenberg, Alfonso Cuarón  o Alejandro González de Iñárritu. Para su estreno, habrá que esperar hasta el próximo 2013. 

lunes, 16 de abril de 2012

                              El poder de las redes sociales

Como ya he adelantado en entradas previas, vivimos en nuevo mundo caracterizado por su total inmersión en la red.  Nos encontramos interconectados en todo momento, no hay información que pueda no estar al alcance de nuestras manos, se dé en el lugar en el que se dé, no hay límites. Claro está que, ante un panorama como este, las redes sociales juegan el papel principal, pues es en estas plataformas, donde los ciudadanos recogen gran parte de esa información. Tal es la importancia de esto, que este nuevo "periodismo ciudadano" ha comenzado a mostrar primacía sobre los medios tradicionales, tales como la televisión, la radio o el periódico que, en muchas ocasiones, se sirven también, de la información que circula por la web para elaborar sus noticias.
Las redes sociales tienen algo que los demás medios no poseen: total inmediatez y capacidad de llegar a gran parte del público al que se dirigen. Estamos expuestos a todo lo que circula libremente por ellas, incluso aunque no sea  nuestra intención. ¿Cuántas veces nos hemos topado con una noticia gracias al retweet de un conocido? La libertad con que las noticias circulan por la red es impresionante, tanto como su repercusión.
Un ejemplo de ello, el reciente accidente del rey de España, durante una de sus jornadas de caza en Botsuana, África. Lo sucedido ha corrido como la pólvora, levantando ampollas en miles de usuarios que no han dudado en mostrar su desagrado ante el comportamiento del monarca.
El campo de extensión al que puede llegar una información es prácticamente ilimitado.

Pero fue durante revueltas sociales como el 15M, Ocuppy Wall Street o la Primavera Árabe, donde las redes sociales jugaron un papel primordial, sirviendo como medio de difusión de los principios de cada una de ellas, dándose a conocer de forma global entre los usuarios. Gozan de gran poder, pero en muchos casos, no serían nada sin un buen equipo de periodistas que confirmen y aporten luz a los hechos puestos en circulación. El periodismo tradicional no puede ser sustituido por el ciudadano, sino complementarse, trabajar juntos para llevar la mejor información posible a la ciudadanía.
          El buque de los sueños

Hace tan sólo un par de días, se conmemoró el primer siglo desde que el famoso Titanic se fuera a pique en las frías aguas del Atlántico Norte. Me pregunto, quién no ha oído, a día de hoy, hablar del Titanic y de su trágica historia.

Sin lugar a dudas, supuso el accidente marítimo más catastrófico de todos los tiempos y también el más recordado. Tanto es así que, cien años después, aún nos estremecemos al pensar en ello. En torno a unas mil quinientas personas perdieron la vida durante y después del hundimiento y tan sólo unas setecientas consiguieron escapar del horror que significó el hecho de que "el insumergible" comenzara a hundirse en torno a las 23:40pm. La velocidad desmedida y las tranquilas y oscuras aguas condenaron al gran buque de inmediato, convirtiendo en misión imposible el esquivar el gran peñasco de hielo que se presentó por sorpresa aquella gélida noche.

El interés por el Titanic se mantiene a lo largo del tiempo, sin importar los años transcurridos.
En cierto modo se trata de algo comprensible, todos viajábamos dentro de él. Personas ricas y pobres, de una raza u otra, niños, adultos y ancianos, con distintos oficios y profesiones...
Lo sucedido aquel 14 de abril de 1912 pervivirá siempre, tanto en nuestras cabezas, como en las de generaciones venideras, de eso no me cabe duda. Gracias a la gran cantidad de escritos y, sobre todo, gracias al cine, casi somos capaces de imaginar el terror que se desató tan de repente. En minutos el barco se convirtió en una selva donde todos sus pasajeros se mataban por escapar de allí, por conseguir un sitio en un bote que, en aquellos momentos, significaba una oportunidad de vivir.

No obstante, no todos pudieron siquiera, luchar por salir de allí, se mantuvo atrapados a los de tercera clase durante varios minutos, mientras los de segunda y tercera abandonaban el lugar del desastre. La jerarquía social impuesta sirvió como cadenas para las personas más pobres, muchas de ellas condenadas a morir junto al inmenso trasatlántico.


Finalmente y después de una larga agonía de dos horas y cuarenta minutos, el celebérrimo "buque de los sueños" tocó fondo, estableciéndose en una ladera submarina a 3.810 metros de profundidad, donde descansa desde entonces.






domingo, 25 de marzo de 2012

Llega el domingo y la realidad se impone

Pues sí amigos, lamentablemente, hoy nos enfrentamos a un nuevo domingo, el día más odiado por todos, después de los lunes. ¿Me pregunto quién puede no odiar los domingos? ¿Y los lunes? Mejor no hablar de los lunes por ahora.
Llega el viernes, en mi caso el jueves o "juernes", tienes la agenda a rebosar de planes y además, de cosas que hacer para el lunes, pero bah!, ya las harás el domingo por la tarde, te dices a ti mismo para evadir el remordimiento por saber que vas a pasar el fin de semana vagueando. Pues bien, terminas saliendo por ahí jueves, viernes, sábado y no sales el domingo porque te habías prometido quedarte en casa a avanzar en los deberes y demás tareas del colegio, instituto, universidad o trabajo. Es aquí cuando comienzas a experimentar una sensación muy similar a la depresión: no sabes qué hacer, no te apetece moverte del sillón o separarte del ordenador y lo peor, todas las tareas que has dejado acumuladas para el día de hoy, dejan de ser importantes en tu cabeza. "Es domingo, mañana lunes, es decir, rutina", te dices constantemente.

Es entonces cuando a algunos como yo, nos entra el agobio a las siete de la tarde y nos ponemos a hacer las tareas deprisa y corriendo (normal que luego entienda estadística como un chino el español). Otros desisten, se levantan y se van a la calle a aprovechar las últimas horas del fin de semana. Me consta que muchos otros terminan jugando con sus padres, hermanos, tíos o abuelos al parchís, hundir la flota, ajedrez y no sé cuantos juegos de mesa más. Con tal de distraer la mente del lunes, todo vale.
Y es que da igual lo que nos cuenten sobre los domingos, que también son los días en que la familia se reúne para comer o en que las parejas van al cine. Los domingos son un asco se miren por donde se miren, queremos descansar más y somos incapaces de enfrentarnos a la idea de que mañana, el despertador nos quitará el sueño a las siete para empujarnos hacia el tren, metro o bus que nos lleve a nuestros puestos de trabajo o estudio.
A partir de aquí se inicia la rutina semanal, todos los días corriendo de un lado para otro, haciendo deberes, buscando información sobre no sé qué en cualquier sitio...un estrés monumental, vaya.
Podría daros un consejo, pero ni siquiera yo sé como se presentará mi domingo, si os consuela, muy probablemente acabaré jugando al Monopoli con mi hermano pequeño.
A pesar del panorama os animo a salir a pasarlo bien que la vida son dos días, aunque uno de ellos sea domingo.

martes, 20 de marzo de 2012

El poder de esa caja mágica llamada televisión

La televisión es, sin lugar a duda, el medio de comunicación más poderoso. Si pensamos un poco, podremos darnos cuenta de cómo se ha introducido lentamente en nuestras vidas, convirtiéndose en una parte más del mobiliario de cualquier casa. De esta manera, nos es muy fácil pasar horas y horas pegados a esa televisión que todo lo puede.
Los televisores se han convertido en una especie de imán que nos aleja del mundo real, de todo aquello que sucede más allá de la ventana y a los que dedicamos un tiempo excesivo.
La televisión, como ya he dicho, lo puede todo. Sirviéndose de toda una serie de técnicas, es capaz de modificar colores, tamaños, luces, etc. Todo ello, a pesar de lo inocente que pueda parecer, introduce, de forma disimulada, cambios psicológicos en la mente del telespectador, llamando o no su atención según convenga.
La tecnología avanza a pasos agigantados, de eso no cabe duda. Desafortunadamente, este avance se realiza en detrimiendo de la sabiduría del espectador, ya que la función didáctica se reduce considerablemente según se dan éstos.
Para colmo y he aquí la cuestión más importante, el periodismo informativo queda progresivamente relegado a un segundo plano, condenado a mantenerse en la sombra mientras los talk shows (programas hablados) se convierten en dueños de la comunicación.
Estos programas hablados son cada vez más frecuentes en todo el mundo. Están compuestos por un presentador, uno o varios invitados y un público que suele ser bastante extenso.
Presentan una capacidad omnívora inigualable, no hay tema que escape a sus garras: sexo, religión, política, vida conyugal...
Son programas que gozan de gran respaldo publicitario y a menudo, de altos niveles de audiencia.
El problema real es su carestía de límites, el presentador anima y estimula a los invitados indagando en sus vidas y haciendo que afloren sus prejuicios, celos, envidias...
Los talk shows nos invitan a dar rienda suelta a nuestros sentimientos más viles, egoístas y destructivos y hablan en voz de toda la audiencia, en lugar de aquella minoría que es quien los ve a diario.
Ejemplos de talk shows en España: Sálvame o el ya retirado "DEC" entre un sinfin de nombres más, muchos de ellos clasificados como telebasura. Sin lugar a duda, estos son dos buenas muestras de esta nueva televisión.
Mientras tanto, el periodismo informativo pierde respaldo por parte de empresarios, anda carente de presupuesto suficiente, ya que el público apuesta más por este tipo de programas o concursos.


En definitiva, de no cambiar la situación, nos espera un mundo menos informado de lo que está y rodeado de batallas televisadas a diario.

jueves, 15 de marzo de 2012

`Chronicle de un fracaso anunciado´


Hola a todos de nuevo! Aprovechando que acabo de llegar del cine, he decidido realizar una pequeña crítica sobre la película "Chronicle" dirigida por Josh Trank.
Para comenzar, considero que el título es incompleto. Apuesto por algo así como "Crónica de un fracaso" o "Crónica de dos horas de aburrimiento", porque es precisamente esa la sensación con la que me he quedado, un terrible aburrimiento que me llevó a plantearme incluso, el abandonar la sala antes del desenlace de la película. Sin spoilear demasiado, la trama gira en torno a tres jóvenes que, tras una fiesta, entran en un hoyo luminoso del que despiertan con poderes varios. De haber sabido de lo inverosímil de la trama, juro que no habría ido a verla. 


No obstante, no es sólo el contenido de la trama en sí lo que me lleva a calificar a este largometraje como fiasco total. Son varios ingredientes los que me mueven a ello:
El primero, la actuación de los jóvenes protagonistas, que deja mucho que desear, aunque en realidad, el talento de todos los personajes brilla por su ausencia.
El segundo de ellos, la historia, basada en temas estereotipos y vistos en sagas anteriores como por ejemplo, Spiderman. En todas ellas, uno o varios chicos se despiertan con poderes debido a la intervención de sucesos inexplicables, tales como la mordedura de una araña, en el caso de Peter Parker. En "Chronicle" la entrada en un hoyo parece ser la respuesta, pero ni siquiera esto puede sacarse en claro, ya que no hay desenlace alguno que lo demuestre.


 Nos encontramos ante una trama prácticamente inexistente, donde nada ocurre, salvo situaciones absurdas que no aportan nada salvo un par de risas esporádicas.
El tercero de estos ingredientes, los efectos especiales, de los que no opinaré. Simplemente diré que me he topado con videojuegos con bastante mayor rendimiento. 
Como guinda al pastel, todo lo que ocurre a lo largo de esas dos horas de duración es contado a través de una cámara de vídeo. Juzguen por ustedes mismos. En mi estricta opinión, un bodrio como este no merece ser siquiera, reconocido como cine. 




Mañana iré de nuevo, esta vez a ver una película de terror. En cuanto regrese, podréis conocer mi impresión sobre ésta que, francamente, espero que sea mejor que la que me he llevado de este fiasco llamado "Chronicle". 

Grita fuerte mientras te quede voz


Con los avances tecnológicos dados en estas últimas décadas, el periodismo ha ido experimentado una total inmersión en un mundo plenamente desconocido, caracterizado por su carácter líquido, donde la información circula en masa a lo largo de un esqueleto de redes. Este hecho, claro está, ha traído consigo un cambio total en todos los aspectos, que afecta de manera muy directa a todos los ciudadanos. Para aquellos que, como yo, hemos nacido en Internet, las redes sociales son algo cotidiano y nada fuera de lugar, no obstante, hemos de sentirnos privilegiados por este hecho, ya que no es la regla general. Para muchos de nuestros padres, tíos y sobre todo, abuelos, Internet es aún un mundo desconocido. Recuerdo el miedo que sintió mi abuela al contarle que a través de las redes sociales, cualquiera podía saber qué hacías o que ibas a hacer en cada momento. La privacidad  en Internet no existe o es prácticamente nula.
Para no desviarme mucho del tema, comenzaré diciendo que estos cambios no sólo han traído grandes avances, entre los que se encuentra el entretenimiento, la capacidad de comunicarnos con los demás en tiempo real o el hecho de que, seas del lugar que seas, puedas tener acceso a la información que se gesta a cientos de miles de kilómetros de tu posición en el mundo. Para el periodismo, Internet ha supuesto también un progresivo acomodamiento. La búsqueda de noticias en la calle se ha convertido en excepción, es preferible engordar el trasero en la silla y abastecerse de aquellas que circulan libremente por la red y que provienen, en gran parte, de las agencias de noticias, donde aún reside cierto espíritu periodístico. 


No obstante, tampoco podemos decir de las agencias cumplen con su función a la perfección. La mayoría de ellas son presionadas por instituciones ajenas, relacionadas en gran parte, con la actividad política y económica y que, con la finalidad de jugar su propio papel en los medios, colocan a los periodistas entre las cuerdas. El resultado se traduce en una información diaria de la que gran parte gira entorno a temática económica y política. 
No obstante, hay excepciones, existen periodistas que están interesados en escuchar a los ciudadanos y para ello, patean las calles en busca de noticias, pero como he escrito, se trata de una excepción, de algo que cada vez es más atípico. La mayoría de los medios prestan muy poca atención a la sociedad civil, entregando, en muchas ocasiones, un retrato completamente erróneo de su realidad diaria. 
Mi pregunta es ¿qué pasa con la voz del pueblo? Si se supone que el periodista ha de funcionar como altavoz, como medio para transmitir los reclamos de la ciudadanía, ¿qué ocurrirá si desaparece por completo? ¿Qué ocurriría si, como ya vengo anticipando, el periodista se convierte en un mero gestor y organizador de información que no viene de su mano? 


Muchos podrían preguntarme la razón por la que estudio Periodismo si mi visión es tan negativa. La respuesta: no creo que pueda cambiar esta situación, ni siquiera intentaría hacerlo, no solo. No obstante, intentaré, en la medida de lo posible, ceñirme a mis principios, rastrear en busca de buenas noticias que verdaderamente giren entorno al ciudadano y los hechos que le rodean cotidianamente, porque para mí, él es el verdadero protagonista y como tal, ha de luchar por hacerse oír, por hacer que su voz se escuche y evitar, de esta manera, los abusos de aquellos que intentan pisar por encima de los principios de la democracia, manteniendo acciones en oculto y dificultando la transparencia de la opinión pública.